Arte Indígena de Gloria Acevedo

"México y el mundo entero necesitan humanos creadores"

"Pintando expreso mis sueños, nostalgias, agonías, dolores, triunfos, logros, depresiones o represiones y alegrías en mezcla y mutación. Busco la autocrítica y mi propia mejora humana; deseo provocar en mi pueblo mexicano el análisis de sus actos, que vean y razonen lo que
nos rodea y acontece."

El arte no es lo que ves, sino lo que haces que vean los demás.

  • Xalapa, Veracruz, Mexico
Acerca de Gloria image
Goya Acevedo nació el 29 de abril del 1966, es pedagoga graduada de la Universidad Veracruzana en el 2011, es cocinera,
escritora y pintora autodidacta, Goya comenzó a pintar en el 2002, y en el 2004, 5, 6 y 7 tuvo sus
primeras exposiciones, en 2015 expuso en la biblioteca Wilfrido Salas, en Tlalnelhuayocan, en Tierra
Blanca, en el Centro Recreativo Xalapeño, en el Palacio Legislativo de Xalapa Veracruz, ha participado
en mesas de lectura, se ha ocupado en impartir, usar y conservar algunas de las valiosas y viejas
costumbres ancestrales de México en su hogar y en un jardín escolar austriaco;

Desde niña sus padres y sus dos abuelas le llaman Goya, su nombre completo es Gloria Elena Acevedo Rodríguez,
pero Goya trabaja para además poder usar también los apellidos: digna, orgullosa, responsable,
empática, respetuosa, obstinada, campesina adoradora del suelo, de la luna, el sol, el agua y todo ser
vivo.

Goya es cariñosa y noble hija, madre, abuela, amiga, hermana. Goya nació en el municipio de
Tierra Blanca Veracruz, pero desde sus 24 años ella reside en Xalapa y Tlalnelhuayocan.  Goya de
niña sólo concluyó la educación primaria, también desde niña aprendió y practicó innumerables
aprendizajes en el campo, en su propio hogar y los hogares ajenos en los que comenzó a trabajar
como empleada doméstica desde los ocho añitos.  Goya se casó por primera vez a los quince años,
cuido desde entonces disciplinadamente a su propio hogar e hijos, fue esposa sometida durante
dieciseis años y madre abnegada es siempre. Retomó a sus estudios escolares desde la secundaria para
adultos en enero del 2002, se casó por segunda ocasión en el 2003, volvió a divorciarse en Mayo del
2016 y por hambre de paz, amor a la vida, desesperación e impotencia por tanta inseguridad, coraje
por tanta confusión educativa y social, inspiración y pasión por todo, también por antojo y muchas
ganas de vivir Goya practica algunas técnicas pictóricas desde el 2002. Hoy en día ha
retomado a las labores y su vida de campesina.

En sus obras pictóricas, Goya nos muestra gran parte de lo que su alma es, siente, lamenta, anhela
ayudar a corregir y en algunos sanos casos preservar... Todo… cualquier ruido, hoja, llanto, risa, silencio le provoca pensar, decir, expresar, gritar, hacer, pintar. Goya nos dice: pintando expreso mis sueños, nostalgias, agonías, dolores, triunfos, logros, depresiones o represiones y alegrías en mezcla y mutación, busco la autocrítica y mi propia mejora
humana. Deseo provocar en mi pueblo mexicano el análisis de sus actos, que vean, razonen lo que
nos rodea y acontece. En mis trabajos están los gritos que no puedo dar con mi boca, ellos son la búsqueda, mi esfuerzo y acción por quitarme mis defectos sin afectar mi alma, mis pinceles son mi ametralladora para matar a
cobardes y a mi propia cobardía, cada cuadro son mis sueños realizados, encantados, rotos o
inconclusos, así también sucesos indeseables. Porque claro, si, no soy yo quien pinta, es todo ello,
son las imágenes solas que salen de mí, también son algunas otras imágenes que llegan de allá fuera,
del podrido ambiente que reina, resultado de la mala tutela que México ha padecido hasta el pasado
noviembre 2018.

Mis obras denotan, muestran, expresan, revelan lo que México soporta, refieren algunas
circunstancias muy crueles, exhiben esos manejos muy sucios, dura vivencia del pueblo, el muy insano
ambiente para todas las personas dignas, se notan aquí ejemplos del resultado de las confusas y
tontas soluciones de los no inteligentes mexicanos.

Pero yo considero, mi esperanza es que como en otras ocasiones, seamos las mujeres las que
ejerzamos la obligación de forjar, buscar, lograr encontrar esa sanación, ese ambiente agradable que
nuestros descendientes necesitan oler, ver, sentir, escuchar y disfrutar para ser en realidad vivos.
Y digo que somos las mujeres, no por machismo o feminismo, no, me atrevo a afirmar lo anterior,
porque somos las mujeres las que parimos, amamantamos, alimentamos, besamos, aseamos a
nuestras hijas o hijos. A veces tenemos la fortuna de contar con ayuda, pero en otras ocasiones,
algunas valientes mujeres lo anterior, el reto de educar a sus críos lo realizan solas.
También debo reconocer y felicitar aquí, a algunos valientes y muy responsables señores, que solitos
cumplen responsablemente con este desafío, de formar y dar amor a sus retoños.

El caso es, que de manera cariñosa y muy respetuosa, yo les pido a todos aquellos mexicanos, a los
cuales les interese, les importe y amen a sus descendientes y a este nuestro bello país México, a
ustedes les invito, a que comencemos, sigamos, no paremos, no perdamos el camino ni el interés de
actuar con dignidad y gran responsabilidad.

Es preciso ya andar con el cerebro y el corazón usando, sin caras ajenas, sin mascaras prestadas, sin
cara sin vida o falsa vida. Debemos ya ir con nuestra propia, limpia, responsable, sana y viva cara
mexicana. Pues aquellas personas que están en los controles o descontroles actuales de este país
México, a la gran mayoría, sus progenitores no les dieron la debida formación en su cerebro y en su
corazón.  Es por ello que muchas personas van por sus ambientes usando cerebro, corazón y cara sin
vida. Y ustedes, mujeres¡¡ bellas son todas, somos flores, hadas, ninfas, diosas, reinas, guerreras
responsables. Nosotras mismas nos debemos dar, aceptar, defender, usar ese valor que somos.
Pero, si algunas fuera de sí buscan algo que ya deben tener interiormente, u otras andan en busca del
alma que no les fue sembrada desde niñas, u otras desafortunadas buscan el cuerpo que les fue
arrebatado. No, no, pues ello muestra que no nos dan, ni nos damos, ni usamos el valor que
deberíamos tener.

Si, nosotras las mujeres somos como la tierra, como el suelo, como el agua, como el sol, como este
increíble universo, somos o deberíamos ser fértiles, fuertes, valientes, inteligentes, creadoras, sabias,
responsables, madres de cerebro y corazón en acción.  Así también de mano fuerte, sensible, flexible
y dura; para poder crear, educar, formar hijos, hombres, mujeres, seres que sirvan con amor e
inteligencia. Y así ya no se siga llenando a este mundo de líneas, redes, muros, hierros, armas de
maldad, avaricia, mal, tonto y sucio poder.

Si, sé que el reto de las mujeres es difícil, pero para eso nacimos mujeres. Si no, no nos llamemos
madres también. Porque las madres deberíamos tener la capacidad de formar seres con alma,
humanos con manos creadoras, humanos con cuerpo vivo, con un corazón y un cerebro sabios y muy
sensibles, o sea, seres civilizados. No primitivos sin corazón y cerebro no evolucionado o civilizado,
así no nos podemos autodenominar mujer-humana-civilizada-madre. No demos, no traigamos, no
dejemos hijos que pudieran ser armas de destrucción aquí.

Vivimos, tenemos, habitamos un país, un mundo, un planeta tan fabuloso, somos parte de un universo
infinito, con inacabables formas, ideas, maneras de vivir, dar y servir. Las líneas, los tiempos, los
espacios, las dimensiones que aquí hay, podrían ser sanamente o inteligentemente aprovechadas.
Pero, por no saber, por ignorar, por desconocer, por esa vergüenza que nos sembraron a golpes, a
puñetazos, a espadazos, por esa herencia de orgullo, repudio, vergüenza, amor y odio mezclados
dentro de nuestra sangre, sobre nuestra originalidad, sobre nuestras razas, sobre nuestras
costumbres, sobre nuestras riquezas, sobre nuestros ya no legados, sobre nuestras valiosas raíces,
lenguas, semillas, arboles, suelos.  Y que hoy aún nos obligan a destruir, contaminar, enterrar, olvidar.
Por todo ello y por la sutil y real invasión mundial, de esa actual sumisión color de Monsanto y agua
cola, y con rayas rojas y estrellas blancas azuladas. Por todo ello, es que hoy hemos caído en una
pobreza humana tan grande y confusa, que la gran mayoría de los mexicanos usan cada día de su
existencia una máscara de vida.

La gran pregunta es: ¿Qué produce amor, paz, respeto, acaso la responsabilidad lo hace? ¿Qué
establece el bien, Qué trae armonía, y qué extermina todo lo sano?
México y el mundo entero necesitan humanos creadores, gente con cuerpo, cerebro y corazón en uso;
humanos que usen, practiquen las palabras civilización, amor, paz, respeto, responsabilidad y
dignidad; humanos que no cambien su independencia y al amor por un espejismo decadente.

Goya Acevedo, Enero de 2019
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